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Atención: el colecho puede romperte el corazón

El colecho puede romperte el corazón

Del colecho se escuchan cosas muy bonitas, menos bonitas, lo bueno que es y auténticas chorradas.

Las redes sociales están llenas de divertidas fotos de las posturas de los peques en la cama de sus padres.  En muchas se adivinan dolorosas patadas y posturas para los padres mientras ellos campan a sus ancha por camas que «no son la suya«(¡anda que no!).

Colechar es, en general, genial y, en ocasiones, un rollo.

Esas noches que la criatura no se te despega de la teta y no puedes ni moverte muy geniales no son. Cuando te levantas te duelen partes de tu cuerpo que no sabías ni que existían.

O esas noches en que el peque entra en modo hormigonera en cuanto tú te pones a dormir y no para hasta que suena el despertador y te tienes que ir a trabajar. Misteriosamente en ese momento entra en modo estatua y parece que ni respira.

Todo esto lo compensan esos abrazos tiernos en medio de la noche, los dulces besos mañaneros o las risas tempraneras. Su felicidad y confianza al saberse querido, protegido, tenido en cuenta.

También lo compensa evitar paseos a la cuna u a otra habitación. No nos engañemos, el colecho es cómodo y práctico. Una garantía de sueño en muchas noches en las que amenazaba fiesta de despertares y paseos y un nuevo día con papás reconvertidos a papás-zombi.

Pero hay algo de lo que nadie habla. Nadie habla de la crueldad psicológica del colecho.

Verás que no exagero.

Un día os vais a dormir como siempre y de repente va tu peque (la mía, en este caso) y te suelta:

—Quiero dormir en la otra cama, mamá.

¿Cómooooooo?

—¿En qué otra cama?— por saber, que de los niños se puede esperar cualquier cosa.

Señala a la habitación que algún día teníamos pensado que fuese la suya. Efectivamente hay una cama pero no está preparada.

Ella insiste en que quiere dormir allí y le dice hasta mañana a su padre. Yo le digo a su padre que es un farol. Que en 10 minutos estamos de vuelta.

Pero no.

Se duerme, con la teta eso sí, en la otra cama y allí se queda.

No vuelve.

No se acuerda de nosotros en toda la noche.

Duerme como si nada mientras nosotros nos desvelamos pensando si estará bien, si se caerá de la cama y preguntándonos porque demonios nos ha dejado.

Así de fácil.

¡Qué cruel!

Qué cierto es eso de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio… Ains.

¿Estaba deseando irse o qué? ¿Ya no mola dormir con nosotros? ¿Qué pasa aquí? ¿Le molestamos?

Aunque me quedé tocada lo que pasa aquí es otra cosa.

Confianza, le llaman (esa que a veces da asco, jajajaja).

Se fue porque  sabía que nosotros estaríamos allí y podría volver o nosotros acudiríamos en cuanto nos llamara.

Así es la confianza.

En fin, estaba claro que tendríamos que superar el shock de la separación. Duro y sacrificado oficio el de padres.

Por cierto, aunque yo realmente me pensaba que en cinco minutos estaría de vuelta en nuestra habitación, por si acaso coloqué la barrera anti caída en la cama y puse el escuchabebés. Le explique que si necesitaba algo que nos llamara. Nosotros la escucharíamos a través del aparatito de iríamos corriendo. Me creyó, claro. Ni se plantea que le mienta o la deje sola. Tampoco yo o mi marido nos lo planteamos, si llama, salimos volando.

Algún día soñé con volver a dormir tranquila, lo confieso, pero no me esperaba que se fuera así. Ni se lo pensó, oye, a sus dos añitos recién estrenados. ¡¡Dos!!

Cualquier día se nos va de casa sin previo aviso, lo estoy viendo venir. Por si las moscas, he escondido las maletas…

A día de hoy, medio año después, ella sigue durmiendo en su habitación y yo y el padre vamos ya recuperados de la ruptura colechera.

¿Cómo fue el fin de vuestro colecho? ¿Os dejó temblando y al borde de las lágrimas como a mí o montasteis una fiesta?

6 comentarios en «Atención: el colecho puede romperte el corazón»

  1. Eso fue un cuento de terror! madre primeriza y siempre dije que mi hijo dormiria en su cama, porque dormia muy profundo, pero a los 8 meses inicie el colecho, producto de que mi bebe despertaba varias veces y tenia que levantarme (y trabajo al otro dia) despues de ese dia, el se volvio mas sociable, ya saludaba a todos y yo dormia abrazadita a unos bracitos que me apretaban fuerte y una boquita que me da besitos a su antojo.
    Y ahora encuentro este relato y se me salieron las lagrimas, no quiero que llegue ese dia.

  2. Si supieras cuánto te entiendo!!!! Mi hijo 2 días después de cumplir 2 empezó a dormir en su cuarto, hace 4 noches. Últimamente lo notaba molesto en la cama con nosotros y cuando papá se acostaba él lo empujaba y trataba de acomodarse. Por eso intenté que haga primero las siestas en su cuarto para ver si sentía cómodo y luego intenté la noche, y se quedó, como si nada. Nosotros dormíamos en los bordecitos desde que él llegó a nuestras vidas, y como decís, muchas veces soñé con poder descansar bien mi cuerpo, pero ahora llegado el momento, que no creí hace unos días que sería tan rápido, me siento tan melancólica y nostálgica… Extraño tanto que esté acá en el medio y hoy no paro de llorar y siento un vacío horrible. Pero se que no puedo interponerme en su avance y que primero está su comodidad y bien estar. Espero poder adaptarme rápido. Y lo mismo para quienes estén pasando por ésta nueva etapa.

  3. Oh!!!!! No sabes la de veces que hemos hablado esto mismo…. La pena que nos va a dar cuando Mara se quiera ir sniff sniffff… Aún se queda con nosotros pero como dices nunca se sabe y en cualquier momentos zas! A nosotros también se nos romperá el corazón 🙁
    Besazo grande!!!

    1. Diana, esta se nos largo un par de semanas después de cumplir dos años. Mara ya tiene tres pero creo que cuesta igual eso de que crezcan y se despeguen de nosotros.
      Pero tiene que ser?.
      Un beso enorme a los tres.

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