Hace bastantes años, mi marido y yo nos planteamos llevar un registro de los gastos mensuales.
Al principio, lo hicimos de manera relajada por que nos daba un poco de pereza ponernos a ello en serio. Se nos olvidaba pedir los tickets o apuntar pequeños gastos.
Excusas mil.
La idea fue mía a raíz de una de nuestras primeras conversaciones serias sobre objetivos familiares económicos. Mi marido pensaba que no era necesario ya que podíamos consultar los registros del banco y saber como nos gastábamos el dinero.
Le parecía perder el tiempo.
Realmente yo estaba de bastante de acuerdo él, aunque no lo reconocí (¡sorry, cariño!).
Pero teniendo varias cuentas y tarjetas, a veces no controlamos tanto como nos parece. Ni revisamos continuamente todo, no nos engañemos.
El hecho es que a mí me resultaba más claro tener todo en una hoja de calculo (Excel o Calc) y quería probar, sobre todo para hacer cálculos de cara al futuro.
El segundo mes que lo hice, vimos que no cuadraba lo mío con lo del banco. En el banco había varios cientos de euros menos que en las cuentas de mi hoja de Calc.
Empezamos a repasar, pensando en que sería compras de las que no habíamos guardado los tickets.
Efectivamente, faltaban tickets de la compra y también de la gasolinera.
Además habíamos retirado dinero en efectivo.
Miramos en nuestras carteras lo que quedaba y tratamos de recordar en que lo habíamos gastado y no conseguimos que cuadraran las cuentas.
Ese día fue el principio del fin.
Decidimos controlar nuestros gastos y no que ellos nos controlaran. Parece una chorrada pero controlando los gastos nos compramos un piso (con bebé de por medio y sin yo trabajar año y medio para cuidarlo).
Lo primero a lo que pusimos control fue a los gastos hormiga.
¿Qué son los «gastos hormiga»?
Los «gastos hormiga» son aquellos pequeños gastos diarios que no tenemos en cuenta por que son apenas unas monedas cada vez.
Los realizamos varias veces al día todos los días lo que hace que a final de mes esos pequeños gastos sumen una cantidad importante.
Los nuestros:
- cafés, tes
- snacks, caramelos
- revistas, periódicos
- pasteles, helados
- vinitos o cervecita
- bocadillos o sandwiches de máquina o tienda
- agua
- …
El importe rondaba los 150€ mensuales ¡por cabeza! (unos 180 francos suizos cada uno, aquí el dinero vuela). Unos 3600€ al año.
¡Y no los contabilizábamos!
Muchos de estos gastos eran prescindibles absolutamente. Otros podrían reducirse o tenían una alternativa de menor costo y mayor calidad. Con el ahorro de ese año nos fuimos de vacaciones.
¿Cómo eliminar los gastos hormiga?
- Identifícalos, contabilízalos y escríbelos. Si no sabes dónde está el problema, no podrás resolverlo. Anota todos esos gastos superfluos a diario. Como ves, llevar un registro es muy importante por que te hace ver la cantidad que realmente gastas y esto te motiva a ahorrar. No te autoengañes dejando de apuntar cosas. No lo hagas si prefieres no saber lo que realmente gastas pero no te autoengañes. Aquí tienes algunos gastos hormiga habituales:
- Refrescos, cafés, tes, … especialmente de máquina que suelen ser más caros.
- Snack, caramelos, pastelitos.
- Revistas.
- Tabaco.
- Casi cualquier cosa de una máquina expendedora.
- Mucha de la comida «para llevar».
- …
- Ahora que sabes cuales son tus gastos hormiga, ataca: decide de qué puedes prescindir.
- Decide que puedes reducir
- Y qué puedes sustituir o cambiar:
- Llévate un termo con te o café bueno en vez de estar sacando a cada rato de la máquina. Cuando se te acabe, no irás a la máquina por que no estará tan bueno.
- Llévate fruta o unas tortitas de arroz, más barato y sano.
- Llévate el agua de casa.
- Lee revistas por internet.
- Motívate y disfruta de tú ahorro: establece un objetivo de ahorro y decide en qué invertirás ese dinero. Vacaciones, amortizar hipoteca, depósitos bancarios, cancelar deudas, comprar acciones de tú empresa favorita, … Seguro que tienes un montón de cosas mejores que hacer con ese dinero.
No se trata de privarte de todo y vivir miserablemente. Ni siquiera tienes que eliminar el 100% para notarlo en tu bolsillo.
Reflexiona sobre aquello que vas o no a eliminar.
Además, en nuestro caso tuvo un efecto colateral: menos kilos y más salud.
Mi marido empezó a sentirse mejor al llevar fruta y un bocadillo de casa en vez de comer chocolatinas de máquina.
Yo ya no quiero tomarme un sucedáneo de té de máquina. Siempre voy con mi termo lleno de un buen té. En mi caso fue fácil por que el café de la máquina de mi trabajo me resultaba demasiado fuerte y el sabor del té no se parecía a ningún té que yo haya probado.
En los sitios en los que he trabajado, muchos de mis compañeros acabaron haciéndolo también. A veces, hacemos simplemente lo que hacen los demás y no siempre es lo que más nos conviene.
Lo mismo pasa con la comida, al final, llevarme la comida al trabajo me ahorra un montón de dinero y muchos dolores de estómago.
No hablemos de las ventajas de no parar en cada quiosco a comprarnos un bollo. Con café, por supuesto.
Supongo que nuestros dientes también lo deben de agradecer. Así que ahorramos en dentista también (y en ropa de más talla seguramente).
En nuestro caso también decidimos llevar agua a todas partes para no consumir botellas de plástico a no ser que sea de extrema necesidad.
¿Tú que haces para controlar estos pequeños gastos revienta ahorros?
** Este post lo escribí originalmente en febrero del 2015. Es uno de los primeros post del blog y sigue recibiendo visitas día tras día. He puesto un par de imágenes nuevas y actualizado el formato. Sigo pensando que es una de las formas en las que más fácil se va el dinero sin que nos demos cuenta y, por lo tanto, no perdemos de vista estos gastos.
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